En una ocasión, platicaba con mi hermana menor, acerca del fin del mundo. Creo que aunque no es un tema muy común para debatir entre hermanos, durante la conversación nos cuestionábamos acerca de si, buscaríamos la supervivencia o trataríamos de morir lo antes posible para no sufrir en el intento. Creo que de llegar el día, nuestro organismo trataría de buscar todas las alternativas posibles para seguir con vida, aunque no tuviéramos la mínima idea de cómo sería el fin de los tiempos.
Mi hermana decía que prefería morir ahogada que quemada por un fuerte incendio, o aplastada por un cruel terremoto. Yo coincido con su genial idea, pero creo que mi plan maestro sería buscar la forma de juntar a toda mi familia más cercana, y les inyectaría a cada uno, alguna sustancia utilizada para la eutanasia en personas, para que cada uno se durmiera, sin ningún dolor, pensando en despertar todos juntos, así como la última vez.
Bueno, seguramente esta cursi idea vino a mi mente gracias a una escena de la choteadísima película TITANIC , pero siendo sinceros en realidad eso haría, ya que creo que de llegar a cumplirse la teoría de Nostradamus, el fin de nuestra era, sería aún más terrible si tu familia estuviera lejos de ti, y no supieras si sobrevivió o murió.
Ahora imagínense otro panorama, distinto pero muy similar, te vas de vacaciones en un barco con toda tu familia, para esto años atrás tuvieron que sacrificar muchísimas cosas para poder ahorrar el dinero necesario y así pasar las mejores vacaciones de su vida, pero desafortunadamente todo sale mal y toda tu familia muere trágicamente (y no precisamente porque chocó contra un iceberg), sino por haber sido asesinada por un pasajero psicópata, que para tu mala fortuna era el capitán de tu velero, dejándote viva y huérfana para toda tu vida. ¿Súper devastador no? Pues bueno, eso es lo que le sucedió a una pequeñita de tan solo 11 años de nombre Terry Jo Duperreault y que su historia transcurrió exactamente de la siguiente manera.
Su padre Arthur Duperreault de 41 años de edad, y su madre Jean de 38, salieron de vacaciones junto a su hijo Brian de 14 años, la pequeña Terry de 11 y René de 7. Si imaginar lo que sucedería, alquilaron un barco partiendo de Fort Lauderdale Florida, para explorar las islas de las Bahamas durante una semana, el 8 de Noviembre de 1981. El capitán encargado del viaje se llamaba Julián Harvey, y su esposa decidió acompañarlo durante la travesía.
Cuatro días transcurrieron sin ningún contratiempo, pero el 12 de Noviembre sería recordado por la pequeña Terry como el peor día de su vida. Estando en su dormitorio la jovencita fue despertada por un fuerte grito de auxilio, por parte de su hermano mayor ¡ayuda, papá, ayuda! con desesperación. ¿Qué sucedía?
Pues el piloto había elegido ese día para matar a su bella esposa, un enfermo psiquiátrico de 44 años de edad, ex militar estadounidense que pretendía cobrar un seguro de vida por su esposa Mary Dene.
La idea en un principio era lanzar el cuerpo de Dene por la borda y reclamarle al seguro como si se hubiera perdido en el mar, pero al final todo se salió de control debido a que el señor, había olvidado adquirir el seguro. ¿Pero, si la idea era matar a su esposa, porque arraso con toda la familia?
Pues el doctor Duperreault fue testigo de todo lo que sucedía en ese momento, y trato de intervenir en varias ocasiones, poniendo demasiado nervioso a Harley, que decidió matar a todos los testigos de su crimen, sin piedad. Entonces cuando Terry salió a ver porque su hermano estaba pidiendo ayuda, encontró a todos tirados junto a un gran charco de sangre, a lo que decidió subir a cubierta para preguntarle al capitán que era lo que sucedía.
Pero para su sorpresa Harvey golpeó a Terry, ocasionando que la pequeñita huyera por su vida corriendo a su dormitorio con mucho miedo, para entonces, el barco comenzaba a hundirse debido a que Harvey había abierto las válvulas con la intención de echarlo a pique.
En un principio el asesino dudó bastante si debía asesinar o no a la pequeña, pero al final supo que no debía quedar nadie vivo, para lo que tomó un cuchillo para matarla, forcejeando hasta que Terry dejó caer una cuerda y decidió lanzarse al mar, en donde permaneció durante cuatro días en el Océano Atlántico sin agua ni comida.
Unos guardacostas encontraron primero a Harvey, que viajaba junto al cuerpo del pequeño Renée, contando una historia completamente diferente, afirmando que una tormenta repentina había tumbado el barco y había provocado un incendio, ocasionándole la muerte a toda la familia. Sin embargo, una vez que la noticia del rescate de Terry llegó a sus oídos, Harvey se quitó la vida, debido a que no hubiera podido sostener la mentira contra la verdad de la única sobreviviente de esta tragedia.
Durante 20 años Terry decidió vivir con lo sucedió en el anonimato, debido a lo cruel que fue sobrevivir a la tragedia. Ahora se dedica a sanar mediante un proceso de curación con ayuda del agua, además de tener un libro titulado Orphaned on the Ocean, donde relata su experiencia. “Siempre he creído que fui salvada por una razón pero me ha llevado 50 años ganar fuerza y ser capaz de hablarle a otras personas para llevarles esperanza con mi historia”.