A todos les fascinan las historias de vampiros, diversos autores como Bram Stoker o Edgar Allan Poe llevaron diversos relatos de un ser que era exquisito e irresistible por fuera, pero era un monstruo cuando elegía una víctima para morderla en el cuello.
¿Historias de fantasía? ¿Personajes que salieron de una mente retorcida? Hay alguien que podría llenar los requisitos para ser considerado un ser alado y que vivió en la última parte del siglo XIX y parte del siguiente.
Auguste Delangre fue lo que se podría considerar un vampiro, ya que gustaba de beber sangre y tenía hasta una secta que seguía sus hábitos. En 1911, el estado de Louisiana sufrió diversos asesinatos, algunos eran familias enteras que presentaban características de tortura, algunos desmembrados y sin una gota de sangre en sus venas.
Un brote de ‘vampirismo’ era lo que sospechaban las comunidades afroamericanas que vivían ahí, ya que el vodoo, la hechicería y el chamanismo eran la ‘religión’ que profesaban cientos entre los paisajes pantanosos.
Luego de contabilizar más de 40 muertes, un sacerdote católico llamado Henry Jante acudió al llamado de los pobladores y se unió a un practicante vodoo, Moses Amashan, quien estaba postrado en un silla de ruedas.
Ambos eran una especie de ‘Van Helsing’ y emprendieron la búsqueda a través de un mapa que trazaron con las muertes documentadas; dieron con varios súbditos de Delagrange y los asesinaron, pero uno de ellos fue torturado de tal forma que reveló el paradero de su amo.
Después de varios intentos entre los pantanosos matorrales de Louisiana, Jante encontró a Delagrange dormido y con rastros de sangre por su cuerpo. Sin hacer ruido, colocó una estaca sobre el pecho de su víctima y lo mató de un martillazo.
Tras la muerte de Delagrange, los asesinatos en Louisiana se detuvieron y los restos del vampiro fueron destruidos excepto el corazón, que lució algunos días expuesto ante el público para autentificar el acto heróico de Janet y Moses.
Recientemente, el ‘corazón de Delagrange’ fue subastado en e-Bay pero se trataba de una réplica que asemejaba el tiempo y la herida que sufrió en vida. El original está exhibido en el museo del vampiro, ubicado en French Quarter, New Orleans. ¡Delagrange fue un verdadero vampiro!
