Conoce esta comunidad sustentable en medio de la selva

Escrito por: H34dBanG17

19 julio, 2017

Viajes

Bienvenidos a Finca Bellavista. Ubicada en la parte Sur de San José, Costa Rica, esta pequeña finca forma parte de una gran comunidad sustentable, construida sobre árboles idea de Mateo y Erica Hogan en el año 2006.

La historia comienza gracias a un viaje realizado por Mateo en el año 2006  a una comunidad cercana, quien enamorado de la belleza y tranquilidad de la zona, decide invitar a su esposa Erica para que conocer el lugar, donde 600 acres de bosque lluvioso virgen, les permitió tener la oportunidad de explorar diversas opciones de construcción, para poder quedarse a vivir ahí para siempre.

La idea es un proyecto piloto que sus creadores quieren sirva de ejemplo, para que más personas puedan construir casas similares en sus comunidades, ayudando así a evitar la tala de cientos de árboles y a demostrar con hechos que se puede vivir con la naturaleza en armonía.

El proyecto final consiste en 27 casas separadas, unidas por puentes, que cuentan con todas las facilidades: centro comunitario, baños, fogata, sistemas hidráulicos que toman el agua de las montañas, e incluso wi-Fi. El objetivo es no necesitar de más personas para sobrevivir, por lo que la finca más cercana se encuentra a 2 millas de distancia, logrando así un equilibrio entre construcción y entorno, salvando aproximadamente 240 hectáreas de selva, que iba a ser talada para la construcción de casas, nada cercano a una cultura sustentable.

Mediante un biodigestor se ofrece energía eléctrica y calefacción gracias a procesamiento de recursos naturales. Además de contar con estrategias pasivas de ventilación cruzada e iluminación natural.

Los habitantes en la mayoría de los casos rentan o son propietarios, en un sitio donde se puede tener un estilo de vida completamente diferente a lo acostumbrado, pero que vale  muchísimo la pena, y que seguramente cualquier habitante de  las caóticas ciudades alrededor del mundo morirán por vivir.

Para Mat y Érica, el vivir dos años de su vida en casas de campañas valió la pena por ver crecer un proyecto impensable para muchos, pero que gracias al esfuerzo de cientos de personas han visto desarrollar como una comunidad amigable con el ambiente y lista para ser replicada desde ya en otros sitios.