El aterrador origen de la frase ‘Salvados por la campana’.

Escrito por: gymbooroso@hotmail.com

22 enero, 2018

Cultura

‘Me salvó la campana’, es una expresión que has escuchado muchas veces y cuando algo de último minuto nos rescata de una mala experiencia. Parece una frase inofensiva, pero su origen tiene un tono funesto, oscuro y con un pasado que a pocos les gustaría saber.
Sí, es una frase que has escuchado cuando ibas a clases, en los que esperabas con ansia que suene el timbre para escapar, y que el profesor ya no deje tarea o para evitar más regaños y ridículos en plena clase. ¡Claro que lo recordaste!

Después de indagar en el pasado, algunos aseguran que la frase corresponde a una pelea de boxeo, en la que los contrincantes se agarraban a golpes y si ya están a punto de ser noqueados, pueden literalmente ser ‘salvados por la campana’ para irse a la esquina y recuperarse de la tunda que recibieron.
Pero ese uso literal de la “campanita” tenía un propósito más antiguo y macabro, según viejos relatos de folclor estadounidense, y tienen que ver con el miedo a ser enterrado vivo. Desde el siglo XIX, con las nuevas colonias establecidas en Estados Unidos y la prosperidad que encontraron los nuevos habitantes de América, también llegaron terribles enfermedades, como la tuberculosis, llamada antiguamente tisis. Con ella murieron millones de personas por todo el país.
Pero así como caían enfermos y eventualmente morían ante esta terrible enfermedad, hubo también quienes quedaban tan débiles o hasta en estado comatoso que a simple vista parecía que ya habían fallecido. Para ese entonces, los avances médicos no eran suficientes, por lo que una simple gripa podía ocasionar la muerte y encontrar un buen médico preparado era difícil en zonas de baja población o apartadas de grandes ciudades.
Aun así, se corrió el rumor o leyenda urbana de que algunas personas que se daban por muertas estaban siendo ‘enterradas vivas’, un temor que evidentemente podemos tener hasta nuestros días. Por eso, a alguien se le ocurrió hacer un ataúd especial en el que se amarraba un listón, soga o cordón de la mano o muñeca del muerto, que salía hacia el exterior de la tumba y terminando en una campana.

De esa manera, si a alguien se le enterraba y todavía seguía vivo, podía agitar su brazo y hacer sonar la campana, alertando a las personas alrededor. Había cementerios que tenían varios encargados de rondar las tumbas día y noche después de entierros, para estar al pendiente de alguna campana.
En realidad, no hay registros escritos de que alguien en verdad haya sido rescatado de un terrible destino de morir asfixiado al hacer sonar la campana, pero sí hay ilustraciones de los ataúdes con tal instrumento.
Por último, la frase también nos remonta a aquel popular show de finales de la década de 1980, ‘Saved by the Bell’, que tuvo gran éxito entre los chavos de aquella prehistórica época.