Maratón de Boston a huarache, la historia de Arnulfo Quimare

Escrito por: H34dBanG17

4 julio, 2017

Gossip

Arnulfo Quimare no necesita tenis ultra ligeros (como los Nike ‘súper cool’ que te costaron 4 mil 500 pesos) o ropa “Dry-Fit”, tampoco hidratarse con bebidas con cafeína y comer barras de última generación para correr una Maratón, sólo requiere un par de huaraches con suela de llanta y una bebida hecha con base en pinole para soportar los 42.192 kilómetros de recorrido.

Con una humilde indumentaria y un improvisado calzado que no ascienden a más de 250 pesos, el corredor rarámuri recorrió sin problemas la Maratón de Boston sin tener en la mente ganarla, sino conocer el recorrido y ganar algunos regalos para su pueblo.

“A veces corro porque me dan premios para mi gente, tampoco pienso mucho en eso. La mayoría de las veces corro porque me gusta andar por ahí. A mis hijos les enseño porque tienen que aprender que es algo que hacemos”, dijo el ‘runner’ rarámuri.

Los rarámuris originarios de Urique, Batopilas y Guanochi están acostumbrados a mayores distancias, corren ultra-maratones de 250 kilómetros a campo traviesa y no reflejan cansancio (y luego hay quienes presumen 10 kilómetros en una caminadora dentro de un gimnasio), tienen el rostro más duro que una roca.

“Corro porque me gusta, para ir de un lado a otro, corro entre los árboles de la sierra ¡es bonito!”, agregó mientras veía su cronómetro. Quilmare está acostumbrado a correr 16 horas continúas, el tiempo que marcó en Massachusetts fue de 3 horas 36 minutos

De pies ligeros y resistencia de un venado
El padre de Arnulfo fue quien lo motivó a correr. Gracias a una historia, supo que debería ir de un lugar a otro, pues es el significado que hay detrás de la palabra rarámuri.

“Corrí por primera vez a los cinco años, papá me contó una leyenda de un conejo y un venado que competían por ser el hermano mayor de la tribu. El venado pensaba que iba a ganar por su tamaño y rapidez pero el conejo llegó primero a la meta por su astucia”, reveló el corredor. “Rarámuri, la forma en que se bautizó a mi pueblo significa ‘los de los pies ligeros’, es una realidad y no un mito, podemos correr por días detrás de un venado para cazarlo”, concluyó.