Agradecemos a los Reyes Magos por sus regalos, aunque no fuera lo que pedíamos

Escrito por: gymbooroso@hotmail.com

6 enero, 2018

Entretenimiento

Ser Rey Mago no es un trabajo fácil, debes leer millones de cartas, atender miles de deseos y mantener la ilusión de un niño que tiene plena confianza en que recibirá un premio por sacar buenas calificaciones, ayudar a sus papás, portarse bien y ser un hijo ejemplar frente a los demás chicos de su generación.

Son tres personajes, Melchor, Gaspar y Baltazar los que no se pueden dar abasto con todo lo que les piden, es normal, sus funciones sobrepasan sus capacidades pero hacen el intento por darle lo mejor a cada pequeño que se les atraviesa en su camino.

Algunos pensarán que fueron injustos porque llegó otra cosa que no estaba en la lista de deseos, que fueron muy codos por no cumplir con traernos esa consola de videojuegos que equivalía a por lo menos 100 salarios mínimos en México. O esos tenis que eran marca Charly en vez de los Adidas de Pharrell Williams que costaban 10 veces más, ¡qué injustos eran con nosotros!

Hacíamos lo posible por aparentar que nos merecíamos todo, ver el arbolito con luces y lleno de regalos para presumir los con los amigos y que en cuestión de semanas olvidaríamos. No importaba, eran los Reyes Magos y ellos podían hacer magia, podían convertir lo que deseábamos todo el año en realidad y eran capaces de hacernos olvidar por un momento que quizá la pobreza inundaba alguna casa.

Piénsenlo, los Reyes Magos traían como extra esa prosperidad que nunca se respira en hogar pobre, en un lugar donde la escasez y las raciones de alimento son contadas, o en modestas viviendas, donde se bañaban con jicarazos por la falta de una regadera.

No importaba qué tan pobre o rico fueras, los Reyes Magos atendían casi todas las peticiones que les llegaban. La peor tragedia que podía pasar es que no llegaran a algún hogar, quizá era la falta de tiempo, hay que recordar que solo tienen una noche para repartir todo.

O quizá se perdieron porque nuestra casa no tenía número, o quizá fue demasiado el gasto que hicieron y prefirieron darle regalos a los que más lo merecían, o simplemente se les olvidó que existíamos y no hubo alegría ese día para nosotros. Los odiamos en algún momento porque eso no podía pasar, porque simplemente eran los Reyes Magos.

Pero hemos crecido, ahora nos toca ese duro papel que actuaban otros y que no alcanzábamos a comprender hasta que nos tocó ver la lista, esa interminable hoja de papel que nos representa un reto ahora, más que una ilusión.

Por eso y más, agradecemos a los Reyes Magos todos los regalos que nos trajeron, aunque no fuera lo que pidiéramos.